Un amigo es aquella persona con la que te atreves a ser tú mismo.
Juan Carlos Aparicio
Días de carnaval en el Estado de Campeche. Los sobresalientes son dos, significativamente Carmen por la algarabía, los paseos de bando en los carros alegóricos, con esa inventiva de algunos creadores de verdaderas obras de arte, diseñados y armados en la isla casi todos.
El otro de la capital Campeche, con un colorido único, distinguido por el orden, el respeto en su inmensa mayoría a esa renta de lugares, que aún no nos hacemos a la idea de acostumbrarnos en la ínsula carmelita.
Descanso en las dependencias de gobierno hasta el próximo miércoles de ceniza. Serán horas de muchos kilos de maquillaje y lentejuelas, collares multicolores y lo mejor de todo, darle la espalda a la tristeza. Un fin de semana largo y la bienvenida a la alegría de todo un Estado que disfruta de la convivencia.
Disfraces individuales, comparsas, notable participación de los adultos mayores, los jóvenes con capacidades diferentes, algunas escuelas, y la gente que asiste por lo general los tres días donde todos participan, sábado, domingo y martes.
Los espectáculos de artistas de talla nacional y renombre internacional vienen a engrosar las arcas municipales en algunos casos, y en los otros, porque siempre hay otros, a funcionarios que sacan raja de la llevada y traída de cantantes e intérpretes de la música de moda o actual, en sus diferentes géneros.
Nosotros, que hemos vivido dentro de una administración municipal en Carmen, en los inicios de los años noventa, el alcalde en turno se desentendió de aquello que lo ligara al uso de recursos públicos, y creó un comité ciudadano, que entregó buenas cuentas al Ayuntamiento, con ganancias, lejos de las inversiones y pérdidas que todos acumulan, desafortunadamente.
Los carnavales de mi pueblo los vivimos y disfrutamos intensamente, porque traemos la música a flor de piel los isleños, y Campeche no es ajeno a ello, aunque con el pasar de los años, y el crecimiento de ambas ciudades, la pintadera de los martes ha sido encapsulada, en la isla al área de Playa Norte, para no causar pintas en edificios públicos y privados, y que haya el habitual tránsito vehicular.
En la capital se acondiciona un tramo de la avenida principal del malecón, tanto de ida como de regreso, y en un horario pre establecido.
El día último en el paseo de bando en Ciudad del Carmen, se realizan los concursos de las distintas comparsas participantes, y el miércoles se reparten los premios a las diversas categorías donde se inscriben los originales disfraces, individuales, de carretelas y carros alegóricos, con la notable belleza de sus reinas y feos reyes, que hacen la fiesta en grande.
Una vez al año, en la niñez fuimos espectadores de esos carnavales en el pueblo; ya en la adolescencia tuvimos participación con los amigos, y ya de mayores hasta un carro alegórico formó parte en el año 2005, gracias a la imaginación, inventiva y arte de mi querido y adorado amigo entrañable, Rubén Augusto Rivero Sáenz, quien diseño y construyó todo, con motivos árabes.
Esta vez no estaremos viendo las sonrisas ni los bailes de cerca, por los compromisos profesionales. No hay vacaciones, hay que estar atento hoy en día, por los difíciles trazos de este presente adverso que vive México.
Ya habrá oportunidad, en el futuro cercano, de ser testigos de la fiesta en mi pueblo, o en la capital del Estado, donde en 2009 vivimos el primer y único carnaval, de tristes recuerdos, por cierto, por la caída de un poste en el malecón, donde perdió la vida una menor de edad, lo cual nos alejó del festejo.
Bienvenida la fiesta con medida, donde la basura debe depositarse en los tambos puestos ex profeso para eso, y así apoyar a quienes después tendrán que limpiar un considerable tiradero de varias toneladas de desperdicios de todo tipo.
En primera línea
México, el antes y después de cada Presidente de la República, pecados sin penitencias hasta ahora, freno de golpe por los modos de la Cuarta Transformación.
México, ese al que nadie defiende del enemigo silencioso que se ha incrustado en el tuétano de nuestros huesos, la delincuencia que cada día deja más muertes, luto y dolor. ¿Hasta cuando presidente en turno?