POR: REYNALDO J. REYES VIANA
PRIMERA PARTE
“La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento que se presente”, dejó dicho Alejandro Dumas y como bien se sabe que no te daña lo que te falta, sino la creencia de que lo necesitas y es ahí donde a muchos no “les cae el veinte”, y no pueden ser capaces de que tan solo por hoy se hagan el regalo de cerrar los ojos, pensar en algo bonito, hermoso y soñar que se hace realidad porque es el enfoque lo que nos determina lograrlo, lo cual influirá para que no exista vergüenza en los frutos del árbol genealógico, como aconteciera con el primo de Sansún en el colegio cuando la maestra interroga a sus alumnos:
-Armandito, ¿en qué trabaja el marido de tu mamá?
-Es periodista de los buenos, señorita.
-¿Y el tuyo Olga Liria?
-Es maestro de los mejores que la reforma.
-¿Y el tuyo Conchita?
-Es velador, pero de los buenos.
-Ah ¿él cuida algún lugar por la noche?
-No maestra, el hace velas de aromas y colores que estimulan los sentidos, he oído decir que tiene que ver con la aromaterapia.
-¿Y el tuyo Silvita?
-El mío es el mejor fotógrafo del Estado, pero ya está con Diosito descansando.
-Qué bien Silvita, Dios lo tenga en su gloria. ¿Y tú, Primitivo?
-Mi papá es lechero y me cuenta que tengo muchos hermanos regados por ahí.
En eso, le toca el turno al primo de Sansún y la maestra pregunta:
A ver Kululep ¿y tu progenitor en qué trabaja?
Primero con nerviosismo y cierta timidez, empezó a contar:
-Mire señorita, él baila dancísticamente en la barra vertical de un bar gay, donde hace evoluciones que arrancan el suspiro y alarido de los comensales…
¿Cómo? Pregunta la maestra sorprendida y apentontada a la vez.
-¡Sí señorita! Baila vestido de mujer, con sus labios pintados y una tanguita de lentejuelas metida cuidadosa y escrupulosamente entre sus protuberantes pompas, los hombres con suma cortesía lo acarician y le ponen billetes de diferentes denominaciones en el elástico de la tanguita. Y luego, si se da, se va con uno de ellos por algunos pesos. Y algunas veces opta irse de fiesta con dos o tres negros, familiares del que se asoma constantemente en el “wasap”.
La profesora sudorosa y compungida, le pide a los demás niños que le regalen con su ausencia del salón. Camina hacia Kululep y le pregunta:
-Kululep, ¿Tu padre realmente a eso se dedica?
-No señorita. Ahora que no hay nadie se lo puedo decir… Mi papá es diputado, pero como hay un mar de corrupción en el país, propiciado por ellos, me da mucha vergüenza gritarlo a los cuatro vientos para que lo sepan y comiencen a hacerme bullying. Verbigracia, los hijos de Javier Duarte, César Duarte y Borge de Quintana Roo… ¿se imagina cómo van a sufrir sus hijos?
-Te entiendo perfectamente, le dijo la maestra, lo abrazó con ternura como dándole el pésame por tal trabajo de su padre, ahora denigrado.
Continuará…