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Familias de la calle Dzarbay abandonan sus viviendas

Las constantes inundaciones y la falta de un plan que dé solución a al problema, han sido dos de los principales motivos por los que decenas de familias campechanas han optado por abandonar sus casas y ubicarse en otra parte de la ciudad.
Hoy día la calle Dzarbay, luce con letreros de venta o renta y otras simplemente fueron abandonadas y ahora con la humedad del sitio han empezado a perder parte de su infraestructura o se han convertido en lotes baldíos.
Los esfuerzos de las autoridades por mejorar las condiciones no han sido suficientes, pues aunque se pensaba que el problema quedaría solucionado con el concreto hidráulico, las constantes inundaciones de esta calle se han llevado trozos del concreto, ocasionando además baches en los que se estanca el agua y posteriormente sirven de criaderos de moscos.
Con las lluvias de los últimos días, la corriente de agua no solo ha arrastrado carros enteros, sino que ha dejado pérdidas materiales a las pocas familias que aun habitan en la zona y que aseguran no poderse mover de ahí por no tener los recursos para comprar una nueva casa.
Marcos Cen, habitante de la zona, comentó que apropósito de las campañas electorales, este mismo problema fue expuesto a quienes buscaban la alcaldía y asegura que hace tres años el ahora alcalde se comprometió con ellos a ponerle fin a este problema de las inundaciones, sin que eso haya pasado hasta el momento.
“La gente se fue porque se cansó de esperar a que la autoridad cumpliera con su palabra, hay familias que lo han perdido todo y que era más fácil abandonar su patrimonio que quedarse aquí a sufrir lo mismo, al menos unas 15 o más casas han sido abandonadas y quedan pocas habitadas en todo lo largo de la calle, pero los que nos hemos quedado ha sido porque no tenemos recursos para irnos”.
Por su parte, Margarita Ek señala que a lo largo de los años ha considerado dejar su vivienda en la calle que sufre inundaciones para cada época de lluvias, pero la falta de ingresos hacen imposible su reubicación en otra zona de la ciudad.
En entrevista para Crónica de Campeche explicó que cuenta con 75 años de edad y desde hace años vive en una casa modesta en donde ha aprendido a vivir con lo que puede conservar, pues las inundaciones de la zona han arrasado con sus muebles, su ropa, sus trastes y cada uno de los artículos electrodomésticos con los que alguna vez contó.
“Pues no puedo irme a otro lado de la ciudad porque no tengo los recursos para rentar una casa o comprarla, ni poniendo en venta esta, porque todos saben que se inunda en la zona y no van a querer comprarla, muchas familias que vivían aquí han logrado conseguirse viviendas en otros lados, pero yo voy a seguir aquí en mi casita porque no tengo los recursos para poder moverme”.
Doña Mago, como es conocida por sus vecinos, ya no duerme en cama, ni tiene comedor, ni mucho menos una sala, duerme en una hamaca, cuenta con una mesa y sillas de plástico que logro conseguir con una amiga que tiene su negocio de comida y quien le dono la mesa con logos de una empresa refresquera, todos sus trastes son de plástico y el único electrodoméstico que tiene es un refrigerador que está encima de unos bloques para evitar que le entre el agua.
La calle Dzarbay es la que recepciona toda el agua que se genera en las diversas vialidades del tradicional barrio de Santa Lucia, y que ha logrado llevarse al menos unos seis carros, el último de ellos fue el que arrastró la lluvia del sábado.
Aunque otras calles como la 105 sufren de diversos encharcamientos, por el agua que baja de los cerros, esta es la única que ha logrado que su nivel suba tan alto para dañar las construcciones cercanas.
Pedro Ortiz asegura que está próximo a abandonar su vivienda por la misma situación y aunque cuenta con un trabajo modesto, es gracias al apoyo de sus hijos, que él y su esposa, podrán dejar esta vivienda que ha empezado a caerse por la humedad que se genera en la zona.
“Si Dios quiere en unos meses más que le entreguen una casa a mi hijo mayor, vamos a poder dejar esta casa en la que crecimos a toda nuestra familia, lamentablemente no contamos con los recursos, pero hemos recibido mucho apoyo de nuestros hijos, íbamos a dejar la casa antes de la época de lluvias, pero se retrasó la construcción de las viviendas donde vamos a estar y es probable que en julio o agosto ya no estemos aquí”.
Mauricio Lenin asegura que él tenía su vivienda y su negocio en la calle que colinda con la Dzarbay y aunque tuvo la oportunidad de reubicar a su familia lejos de las inundaciones, aún tiene su negocio en la zona y este se ve afectado cuando la cantidad de agua es demasiada.
“Si son afectaciones que se dan cada año y que te ponen a pensar en la necesidad de buscar una nueva opción, lamentablemente es màs fácil que las familias se reubiquen a que la autoridad haga algo, han pasado décadas y nadie ha hecho nada, todo se queda en promesas”.
Finalmente todos coincidieron en que las autoridades no deben abandonar los proyectos que alguna vez dijeron realizarían en la zona, pues aunque son pocas las familias que permanecen en este sitio, es necesario realizarlo por ellos.  AG

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