Desde la isla de Jaina hasta la franja fronteriza de México y Guatemala, donde se asentó la civilización maya en el último periodo de su existencia, se sigue practicando el saqueo arqueológico porque sus joyas tienen mucha demanda en el mercado negro y en los cotos de poder del crimen organizado, reconocieron investigadores de esta cultura, procedentes de países como Guatemala, Rusia, México, Alemania y España.
“Sin ningún pudor los saqueadores de piezas arqueológicas “siguen visitando la isla de Jaina”, recorren impunentemente la zona fronteriza entre México y Guatemala donde se encuentra el estilo Petén de la civilización maya que tiene un gran demanda en el mercado negro, pero también entre el crimen organizado”, aseguran los mayistas.
Cuestionados durante el XXVI Encuentro Internacional “Los Investigadores de la Cultura Maya”, Rosa M. Chan Guzmán, de Guatemala; Dimitri Beliaev, de Rusia; Florentino García Cruz, de México; Pablo Alberto Mumary Farto, de España e Iken Paap, de Alemania, coinciden en no saber cuantificar el valor material de los objetos mayas, pero reconocen que el comercio de una cultura milenaria mueve miles o millones de euros o dólares, según en donde se compren o subasten.
El arqueólogo del Centro INAH-Campeche, Florentino García Cruz, afirma que “el saqueo arqueológico en Campeche no cesa, precisamente por el abandono en que están las zonas arqueológicas. Si hiciéramos una estadística de saqueo, una de las áreas o uno de los sitios más saqueados es Jaina”, subraya.
Añade que “le seguiría el sur del Estado en la frontera con Guatemala, así como se trafica con madera ilegal, hay muchos sitios en la frontera con Guatemala en donde entran los saqueadores a obtener sobre todo jade, le interesa mucho el jade a ellos”.
Lamentó que “el INAH Campeche no ha buscado una solución al problema del saqueo en Jaina”, y agregó que “no ha habido participación en el área de investigación, ya que los investigadores del INAH Campeche están más avocados a lo suyo que a prevenir, nunca han hecho ellos como investigadores un proyecto como alternativa para frenar el saqueo de Jaina”.
Significó que aunado a lo anterior, “los directores del INAH muchas veces no tienen el perfil, entonces los únicos que podrían presentar proyectos contra el saqueo serían los investigadores, pero no lo hacen, lo que se vuelve un círculo vicioso, nadie dice cómo frenar el saqueo, aunado a que la vigilancia de la Secretaría de Marina fue suspendida”, lamenta.
Aceptó que “el INAH no tiene la capacidad física para tener una custodia donde se pueda defender con elementos que vigilen día y noche”, por lo que si pones un custodio sin armas los estás exponiendo, lo más viable es poner seguridad privada como las que cuidan los bancos, es lo ideal”, propuso.
El saqueo arqueológico se incrementó en los últimos años en vez de disminuir, coincidieron en denunciar arqueólogos de Guatemala, Rusia, México y España e incluso subrayan que la isla de Jaina sigue siendo visitada por estos saqueadores, así como la zona fronteriza entre México y Guatemala donde se encuentra el estilo Petén de la civilización maya, con mayor demanda en el mercado negro, pero también en donde incursiona el crimen organizado.
En entrevista durante el XXVI Encuentro Internacional Los Investigadores de la Cultura Maya, Rosa María Chan Guzmán, de Guatemala; Dimitri Beliaev, de Rusia; Florentino García Cruz, de México; Pablo Alberto Mumary Farto, de España e Iken Paap, de Alemania, dan su punto de vista sobre el saqueo de piezas prehispánicas y también coinciden en que no saben cuánto cuestan los objetos, sin embargo reconocen que miles de euros o dólares según en donde se compren o subasten.
GUATEMALA
Al respecto, Chan Guzmán del Instituto de Estudios Interdisciplinarios “Rafael Ayau”, y que lleva a cabo estudios en la zona arqueológica de Uaxactún, afirmó que “en el área arqueológica en Guatemala, es bastante saqueada” y aseveró que “se ha ido incrementando últimamente”.
Recordó que “el crecimiento más grande en el tráfico ilícito de las piezas arqueológicas fue en los años 70 y 80; disminuyó en los 90, sin embargo, a partir del 2012 para acá se ha ido incrementando.
“Se han encontrado otra vez grupos armados en la selva saqueando los sitios y eso aparte de destruir los monumentos en los sitios arqueológicos también se pierde mucha información porque se saca de su contexto”, apuntó.
Advirtió que es “en una situación muy peligrosa para los arqueólogos, ya que éstos no están armados y han encontrado bandas de saqueadores armados en la montaña. Eso ha sucedido el último año. El año pasado sucedió en Uaxactún”.
De la recuperación de piezas, destacó que “en los últimos años se han estado recuperado bastantes piezas, tanto de las subastas de las casas internacionales, como de colecciones privadas o al momento de que las están traficando”.
Precisó que “el Gobierno de Guatemala ya casi está recuperando una colección que está en el Salvador procedente de saqueo de hace algunos años”, y que “se encontraron cuando estaban regresando al Salvador en una avioneta privada”.
Subrayó que “la zona es bastante peligrosa, porque aparte de que se tienen saqueadores normales también hay una fuerte incursión de crimen organizado y eso lo hace un poco más difícil”.
Del precio de las piezas, afirmó que “no podría darle un precio, porque no conozco el sistema de valoración económica que le dan a las piezas. Solo sé que si vale muchísimo dependiendo también si son policromas de diferentes colores o no. Pero yo no podría darle una cantidad de cuánto cuesta, solo sé que si es bastante caro”.
RUSIA
En cambio, el epigrafista Dimitri Beliaev, del Centro Knósorov de Estudios Mesoamericanos de la Universidad Estatal de Rusia, reconoció que el saqueo “es un problema muy grave en los estudios mayas y es depredación del patrimonio cultural no solo maya, no solo mexicano, sino también del patrimonio cultural mundial, porque la cultura maya es el patrimonio de toda la humanidad”.
Puntualizó que en Rusia las investigaciones de la cultura maya se concentran en epigrafía; “para los epigrafistas es muy importante saber la procedencia de las piezas con las inscripciones y en muchos de los objetos perdimos mucha información, ya que ahora están en las colecciones privadas o en los museos que fueron objeto de saqueo al no tener la procedencia, al no conocer de dónde provienen”.
Del precio de las piezas, argumentó que “en cualquier tipo de comercio ilícito no ganan los habitantes de los pueblos que a veces ayudan a los saqueadores, porque la mayor cantidad del dinero está en Estados Unidos o en Europa”.
Insistió que desconocer la procedencia de las piezas es un factor que impide conocer en el contexto el objeto maya como sucede con las figurillas de Jaina, sobre todo cuando en muchos casos no provenían de este sitio.
Dijo que con “las figurillas tenemos muchos problemas, es fácil de transportar, muy fácil de vender”, además las figurillas son “muy valoradas en el mercado ilegal, en el comercio de bienes de arte”.
Por otra parte, planteó la posibilidad de trabajar con especialistas de Campeche en el área Puuc, ya que tienen un proyecto que desarrollan con Yucatán, pero esta superficie del estilo maya también abarca la Entidad, además del estudio de la epigrafía del Petén que hacen en Guatemala desde hace tres años.
MÉXICO
En cambio, el arqueólogo del Centro INAH-Campeche, Florentino García Cruz, afirmó que “el saqueo arqueológico en Campeche no cesa, precisamente por el abandono en que están las zonas arqueológicas. Si hiciéramos una estadística de saqueo, una de las áreas o uno de los sitios más saqueados es Jaina”.
Agregó que “le seguiría el sur del Estado en la frontera con Guatemala, así como se trafica con madera ilegal, hay muchos sitios en la frontera con Guatemala en donde entran los saqueadores a obtener sobre todo jade, le interesa mucho el jade a ellos”.
Lamentó que “el INAH Campeche no ha buscado una solución al problema de saqueo en Jaina”, y agregó que “no ha habido participación en el área de investigación, ya que los investigadores del INAH Campeche están más avocados a lo suyo que a preveer, nunca han hecho ellos como investigadores, un proyecto que de alternativa para frenar el saqueo de Jaina”.
Significó que aunado a lo anterior, “los directores del INAH muchas veces no tienen el perfil”, entonces, “los únicos que podrían presentar proyectos contra el saqueo serían los investigadores pero no lo hacen”, lo que se vuelve “un círculo vicioso, quién te dice cómo frenar el saqueo, aunado a que la marina ya no está allá”.
Aceptó que “el INAH no tiene la capacidad física para tener una custodia donde se pueda defender los custodios que están allá”, por lo que si pones un custodio sin armas, los estás exponiendo, por lo cual propuso poner seguridad privada como las que cuidan los bancos. Es lo ideal”.
También dijo desconocer el costo que tienen en el mercado negro, sin embargo cuando se subastan alcanzan precios millonarios, creo hasta un millón y medio de dólares, acotó.
ESPAÑA
Sobre el tema el investigador del Posgrado de Estudios Mesoamericanos de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Pablo Alberto Mumary Farto, aseveró que “la situación de los saqueos es terrible, muy mala, pero creo que aquí en México últimamente se ha controlado bastante”.
Reveló que le “comentaban los arqueólogos que en sitios arqueológicos como es Uxul y a lo mejor otros sitios como la Corona, pero ya forman parte de lo que es la frontera con Guatemala, el saqueo está muy fuerte y tienen que llamar la ayuda del Ejército para que no haya tanto saqueo”.
Consideró que en “la zona de Campeche y los grandes sitios arqueológicos como es Calakmul o como es la zona de carretera a Escárcega y Conhuás, está bastante controlado que yo sepa”.
Externó que “hace años muchos se metían a lo que son las estructuras y son estos grandes saqueos de zanjas, toda esta cerámica que yo mostré (en referencia a su exposición), la gran mayoría no sabemos de dónde proceden porque fueron saqueadas y vendidas en el mercado negro”.
“Y eso fue el gran problema o es el gran problema de hoy en día”, reiteró.
Con respecto al valor que pueden tener estas piezas, aseveró que “no lo sé, pero muchos, muchos miles de euros en el mercado negro”.
“Las famosas subastas que se hacen en Inglaterra, en Londres, sacan este tipo de material y los venden por precios desorbitados. La verdad es mucho dinero”, añadió.
Rememoró que “un caso personal, en uno de los viajes que hice a Guatemala al Petén, me decía uno de los guías con los que fui. Que él cuando era joven se dedicaba a eso a entrar a los sitios arqueológicos con su familia y llevarse, pues cerámica o lo que encontrasen y vivían de eso”.
Manifestó que “ahora gracias a los esfuerzos que están haciendo los gobiernos mexicano y guatemalteco, a esta familia se le incluye en el trabajo que es lo que tienen que hacer y eso es lo que va a terminar o por lo menos solucionar un poquito el problema del saqueo. Si no es un peligro”.
De la isla de Jaina, lamentó que “está abandonada totalmente. El sitio arqueológico no está cuidado, no está vigilado, cualquiera puede entrar y si quieren pueden llevarse cualquier tipo de material”.
Dio a conocer que “hace poco tuve la suerte de estar ahí; las estelas tiradas, cartuchos jeroglíficos tirados, hay gente que puede entrar y llevarse lo que quiera, no hay un vigilante. Está cerrado al público la gente no debería pasar pero pueden pasar, no hay ningún problema”.
Consideró que “ese es el gran problema que hay ahora en México. Necesitamos que en sitios arqueológicos reconocidos que haya un poquito más de vigilancia o ayuda por parte del gobierno”.
Y propusó que no solo Calakmul, Chichén, Palenque o Teotihuacán, se lleven los grandes recursos para estar vigilados sino tener “poquito más de control en el resto de los sitios”.
ALEMANIA
Del Instituto Ibero-Americano, Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, Iken Paap, que labora en el sitio Dzehkabtún, externó que “desde que salimos en mayo de este año no se ha notado el saqueo. El saqueo tuvo su auge en el siglo XIX, siglo XX, hasta los años ochenta”.
En el caso de este sitio se resintió “en la época de la hacienda para la construcción de la Ocatzin”.
Detalló que Teober Maller reporta alrededor de 1890 que se extrajeron piedras para Iturbide y parece que en los años 40 o 50, del siglo pasado, también se extrajeron piedras para construir en el pueblo y en la carretera hacia Xpujil.
“Esa fue la gran época de robo de piedras; en Dzehkabtún, que yo sepa, en los años pasados no ha ocurrido mucho. Una que otra piedra si se debe haber levantado y saqueado” y añadió que “en los 80sabemos que en algunas casas particulares en Hopelchén hubo piedras que muy supuestamente son de Dzehkabtún que ahora se encuentran en museos y colecciones privadas”.
Del precio de las piezas que son vendidas ilegalmente, subrayó que “no sé, ni idea, no tengo idea realmente no”.
Reveló que “hay que decir aquí lo que se puede sacar de los sitios de cerámica, no hay tanta demanda. La demanda es para cerámica estilo códice de Petén”.
En Alemania hay muchas piezas en los grandes museos etnológicos, sobre todo el de Berlín, Colonia, Munich y Stugarrt, “la mayoría de las piezas llegaron a Alemania en tiempos cuando no eran esas excepciones”.
Del saqueo actualmente reconoció que “sigue existiendo, pero en un nivel mucho más bajo que en los años ochenta. Es que déjame decir que yo trabajé en un tiempo en Uxul, que es la biosfera de Calakmul, entonces allá el auge fue en la época de la tala de madera, porque la gente que trajo la madera se dedicó a saquear”.
Cabe señalar que el responsable del departamento jurídico del Centro INAH-Campeche, Jorge Aguilar Montero, informó que en Jaina regularmente presentan de dos a tres denuncias mensuales por saqueo.
Y que en este año además se registró un robo con violencia en este islote maya, hacia los custodios que tienen en la zona.
Con respecto a la vigilancia que anteriormente se tenía con la Secretaría de Marina y Armada de México, el director Antonio Benavides Castillo dijo que se intentaría restablecer este tipo de convenio, sin embargo era un problema de tipo presupuestal, aunque el comandante de la Región Naval, Genaro Padilla, respondió que están en la mejor disposición de retomar este proyecto siempre y cuando el INAH lo replantee.