Sin temor a cualquier denuncia; “¿qué más nos pueden hacer?”
Los jubilados no tenemos temor de que nos hayan denunciado por cualquier delito, pues si ya nos están matando de hambre, ¿qué más nos pueden hacer?, dijeron varios de ellos en rueda de prensa en las escalinatas de la rectoría.
Los inconformes insistieron en señalar que la Universidad Autónoma de Carmen (Unacar), no tiene la intención de pagarles, por lo cual no soltarán las instalaciones.
Y es que mientras la Unacar anunció que iniciando noviembre habrá tres días de asueto, los manifestantes, quienes intercalan guardias permanentes, recalcaron que si demandan a la institución le estarían haciendo un favor.
“Meten denuncia contra nosotros, pero quienes violentan los derechos humanos son ellos, quienes están matando de hambre a los jubilados mayores de edad y de la tercera edad son ellos, y son los únicos responsables de que hayan muerto varios”, puntualizaron molestos.
Y en claro reproche a la rectora Sandra Laffón, soltaron: “Con todo el respeto que se merece señora, nos mete una demanda a nosotros cuanto usted infringe nuestros derechos humanos”.
Acusaron que la Universidad no propone nada concreto, ni aterriza proyecto alguno, por eso reiteraron que les gustaría que el Consejo Universitario se pongan en lugar de ellos para que vea cómo se sufre.
En la reciente reunión con el Consejo Universitario —explicaron—, fueron claros al señalar: “Señores caballeros de la mesa redonda, si la persona que está al mando de esta Universidad no tiene la capacidad, yo pienso que sí la tiene, pero no interés, metan la mano ustedes, ejerzan su derecho, o sea, su poder”.
No hay fecha de pago, y la voz que llevamos fue cuándo nos van a pagar, que den fecha, y la respuesta de la autoridad universitaria fue que necesitan que abramos Rectoría, pero tuvieron un año y no hicieron nada, aseveraron los extrabajadores.
Ante los medios de comunicación y en medio de la poca luz que hay en el recinto universitario, una jubilada aseveró: “En realidad estamos desilusionados. Tuvimos esperanzas con la persona que se sentó en esa silla, pues pensamos es una dama y sabe lo que realmente sufre la gente, pero no fue así”.
Y continuó: “Fue doce