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Siempre hay otros: De la euforia a la realidad

El único gol de cabeza que marcó Maradona fue con la mano.
Pelé

Efectivamente no se ha ganado nada, tal vez no fue un golpe de suerte, pero estamos tan escasos de cosechas de triunfos en lo particular, que literalmente nos colgamos hasta de la victoria de la Selección Mexicana de futbol.
Tan no hay esencia de un juego con identidad nacional, que dirige al equipo un colombiano, que por cierto nunca había dirigido a una selección; y que había tenido claroscuros con los equipos donde había sido entrenador.
Juan Carlos Osorio hace menos de una semana hizo olvidar los peores momentos del México actual, ese que está siendo golpeado por Donald Trump cada que le ocurre.
Los 14 jugadores que estuvieron en el campo de juego los 94 minutos contra la poderosa Alemania, dieron lo mejor que tienen de su talento, porque tenían que sacarse la espina de la fiesta antes del inicio de la copa del mundo.
Hoy se enfrentan a Corea del Sur, que no es tan potente como el primer juego que tuvieron, más rápidos sí, podemos caer en esa zona de confort cuando creen ellos que han obtenido el perdón de una afición que les da la espalda al perder.
No podemos convertirnos en fanáticos al ganar con un solo gol un juego, no se ha ganado absolutamente nada, hoy podrían caer o empatar, son las tres acepciones de un juego de 11 contra 11.
Hoy no hay un Cuauhtémoc Blanco, ni un Hugo Sánchez, los que están, la inmensa mayoría, lejos de su nivel habitual porque no juegan con regularidad en sus equipos.
Pocos jóvenes en una selección que debe renovarse después de la justa mundialista en Rusia, dar paso a una camada de jugadores que hoy se quedaron fuera, por las necedades de Osorio, o por las necesidades de la Federación Mexicana de Futbol para hacerse de más dólares o euros.
Rafael Márquez esperemos no cometa otro penal, y que los que lleguen desde la banca no entren nada más a cumplir, tienen la obligación de dar el extra, en las malditas rotaciones de un estratega que ganó sólo un juego importante de 50 disputados.
Tendremos este sábado dos horas para sufrir nuevamente, o para deleitarnos con un despliegue de buen toque de balón, aunque de antemano sabemos que no hay jugadores tan técnicos, más allá de Vela.
No podemos cargar con una derrota, pero mucho menos subirnos a la euforia de una victoria magra, en un partido de patadas, goles, golpes, travesaños, tiros de esquina, saques de banda y fueras de lugar.
Será un día diferente sí, donde la familia se vuelve a reunir, donde los amigos se reencuentran, donde sale desde lo más profundo el amor por un deporte que pocas satisfacciones nos brinda cada cuatro años.
A las 10 horas se habrá menos tráfico en las calles, muchos que trabajan este día faltarán, otros más verán la manera de conectar para ver el partido, pero también están los demás, los sin luz, los sin agua, que se enterarán después que sucedió.
México y sus grandes contrastes, sin maquillaje en el rostro de los aficionados, los que toman con mesura un juego donde no participamos, nos emocionamos por supuesto, pero hasta ahí.
Alentemos el espíritu de equipo para triunfar en la vida, pocos deportes son individuales, los más de conjunto, donde se logran aglutinar la fortaleza mental con el despliegue físico, y la condición de la estrategia táctica hace y marca diferencia, lo vimos contra la Alemania campeona del mundo, hoy renovada.

En primera línea

Estamos obligados como sociedad respetable, a imponer el orden; en el notable desorden que impera en quienes desvían la atención de lo primordial.
Dejamos atrás que un mundo nos vigila, para dar paso a la conquista del planeta Marte y habitarlo. ¿Será que hay que ir hasta allá para huir de la realidad?

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