Nadie puede hacer que te sientas inferior si tú no lo permites.
Eleanor Roosevelt
Para algunos escépticos la moneda está en el aire; para otros más es cuestión de tiempo, días quizá, las definiciones son todas a la vez en la realidad de quien muestra sus cartas; las fortalezas y debilidades son parte del entramado en el cual se discursa. Ganar o perder no es sinónimo de futurismo.
No estamos para aceptar una victoria pírrica; no hay segundos lugares, no hay escenarios alternos. Justo tenemos ante nosotros lo que es el común denominador, una oferta política pobre, cómo el país que habitamos.
Somos culpables, en menor o mayor grado, de las oportunidades desaprovechadas para administrar la abundancia efímera. La recuperación del precio del barril de petróleo no alcanza; así, hoy Venezuela padece del populismo, y a dónde llegaremos nosotros. Hace unos cuantos años eran más de tres millones de barriles que exportaban México.
Hay que voltear a mirar lo que está sucediéndo en Francia. Manifestaciones en contra de un gobernante que ganó abrumadoramente, y que meses después se va en contra de los electores.
Menos recursos para la educación, para la salud, el deporte, la cultura y la tecnología salen sobrando. Nunca están en los presupuestos para salir de la pobreza.
Los pesos y contrapesos en el Congreso de la Unión deberán de ser importantes. Ganar la Presidencia es quizá sacarse la rifa del tigre, con todo y animal incluido, que no vamos a domesticar en seis años; el atraso es notoriamente significativo.
Desgaste bárbaro de los partidos políticos, que tendrán que cambiar sus siglas y sus nombres, como Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, y la desaparición de los inútiles, rémoras que ustedes identifican plenamente y no llevan ni a su familia a votar.
Es muy alto el costo que pagamos por nuestra democracia, con instituciones que dejan de tener credibilidad y confianza por los malos elementos que llegan a ellas, porque no hay compromiso de cara a la sociedad, demandante de respuestas a sus problemas ancestrales.
La queja es recurrente, pero no todo es culpa del gobierno en sus tres niveles. Los colores no implican muchas veces diferencia, porque la misma dinámica del día a día no permite la modificación de las normas, no anticuadas, sino con fecha de caducidad vencida.
Tenemos que aceptar que México debe vivir a plenitud el siglo XXI. Rabia y coraje nos da escuchar a viajeros que regresan de Asia, porque se ven en su país, éste México de todos los pesares, con un retraso de al menos 50 años respecto al resto del mundo globalizado.
Nuestra competencia no es Latinoamérica. Somos nosotros mismos, que debemos retar al destino, sea cual fuere el resultado final de lo que hoy está en juego, por cierto muy sucio.
Tormentas casi perfectas ante nuestro universo, con todo y granizo; más temblores como aderezo. Eso y más nos espera en la sincronía de un día aciago, entre esos avatares del destino que refiero en mi primera compilación por salir a la luz en los meses por venir.
Somos casi un retrato mal hablado del conformismo, del darnos por vencidos antes de seguir luchando por alcanzar nuestros sueños, matizados tal vez, pero al final del camino son nuestros propios satisfactores de vida rutinaria. No hay aplausos, no hay dádivas; ni lo uno ni lo otro son necesarios, prefiero no alquilarme para narrar pesadillas del día a día.
Tantos espacios para salir a flote, ante el hoyo 14 y cinco por jugarse, porque es el juego de los otros, aquellos donde hoy se observan distanciados, por conveniencia de los mismos de siempre, los que alcanzan a no naufragar sexenio tras sexenio.
En primera línea
Por increíble que parezca, en Italia el aspirante a presidir el gobierno falseó su currículo, y eso hoy hunde sus aspiraciones: Giuseppe Conte. Aquí en México no se niega la realidad de los hechos. Estamos ante lo inaudito al parecer vivimos en el mundo al revés y sin retorno a la sincronía de la honestidad a prueba de políticos.