Mariano Espinoza Rafful
En una aritmética de costos y beneficios, en los cálculos simples de utilidad inmediata, vamos en las ocurrencias corriendo detrás de nuestras propias angustias, debilidades, y hasta propósitos.
Estamos instalados en los mismo temas de siempre. El mal trato a los migrantes es una noticia recurrente, pero que no logra resolver el problema; las políticas estadounidenses se resisten a darle el valor agregado a nuestros connacionales en tierra gringa.
Y es que pasamos de la duda a la incredulidad, porque en otros temas, también de suma importancia, están los excesos en las condenas. No van al fondo para darle respuesta a una sociedad delirante; nos asustan los 560 años de prisión por secuestro de tres jóvenes en un bar de la Ciudad de México, ¿No sería mejor cadena perpetua?
La extorsión en muchos estados del país, que hace que se tomen decisiones drásticas y que dejan sin empleo a muchas personas, al tener que cerrar los negocios implicados, ante el absurdo de no obtener respuesta ni protección de la autoridad.
No le tememos a los sismos; ni en los simulacros queremos participar. Estamos hartos de navegar sin remos, a la deriva; los incendios forestales no se agotan y el discriminado delito de las invasiones sigue siendo el escaparate para exigir una vivienda, que en la mayoría de los casos ya tienen los invasores.
En el recuento semanal de los daños colaterales, los policías se enfrentan con comerciantes, maestros, normalistas, antorchistas, y hay estados como Michoacán en que el gobernador ni sufre ni se acongoja ante el paro del transporte público foráneo, por las frecuentes tomas de autobuses para ser incendiados y bloquear carreteras.
Los bancos antes contaban con vigilancia; ahora, son dos o tres del enjambre multicolor de éstos, los que tienen a algún elemento para cuidados de los cuentahabientes, y los asaltos a quien retira dinero siguen en aumento. La resistencia al atraco implica despedirse de la vida.
Muchas veces hemos llegado a pensar que los mismos cajeros alertan a los bandidos modernos, o están tan atentos para el dinero fácil; ya es espantoso el grado de inseguridad en estos sitios.
Obviamente también somos hacedores de buenas noticias. México es el tercer país con más ciudades patrimonio mundial, un hecho que debemos destacar, y hasta presumir, motivo para que el turismo se incremente de manera significativa.
Con la llegada de empresas trasnacionales al negocio de las gasolinas, tenemos la esperanza de que el próximo año bajen de precio los combustibles; no es un simple deseo, debe ser una opción ante la carestía de los productos básicos, porque la mayor parte se transporta con el uso de éstos .
Y está desde luego el tema del magisterio, que no se resuelve del todo. Decenas de maestros han sido despedidos de sus responsabilidades por faltar tres días, y en plena resistencia a esta realidad, los alumnos afectados reciben clases en las banquetas de la Ciudad de México, para negarle el acceso a las escuelas los de la CNTE, a los recién nombrados.
Por otra parte, desconocemos el destino de la propuesta de presupuesto para 2017. Algunos gobernadores se quejan de los probables recortes; también los rectores de las universidades y los sectores productivos, pero nadie hace una propuesta para reducir los excesos a la vista de todos.
El jefe de Gobierno de la Ciudad de México se asume afectado por la disminución de ingresos del presupuesto, pero existe una total opacidad de los millones de pesos que ingresan a las arcas capitalinas por concepto de multas de tránsito vía las cámaras que nos fotografían, y acusan de exceso de velocidad, en la mayoría de los casos sin defensa.
Un hecho lamentable vuelve cada año a posarse en el horizonte de un país que se resiste al cambio, donde el maquillaje corriente lo deslava un chipi chipi; hay fechas fatales que se reciclan y apostadores que avivan el fuego de la protesta, dañando la economía de miles de mexicanos, porque se detiene la marcha. Peor, imposible.
En primera línea
El rastro municipal en Carmen requiere ser atendido de manera urgente. Está a nada de producirle a los consumidores de esos animales matados a sangre fría y con métodos poco ortodoxos, enfermedades inimaginables.
Además de verter los desperdicios de éstos a la Laguna de Términos, lo que nos habla de una daño ambiental importante. El silencio otorga culpas.