La acción no debe ser una reacción sino una creación.
Mao Tse Tung
La noche de anoche se dio el último de los tres debates en Mérida. Nada nuevo bajo el intenso calor yucateco, subido de tono por las últimas revelaciones del caso azul sin buenas noches, que no despeja dudas, y que centra el debate en las denostaciones.
Desmoralización es la palabra, abatidos por las incontables fallas de quien no desea investigar, y el cuantioso número de muertes que ha dejado ya este proceso electoral, por motivos varios desde luego.
Descalificaciones para ganar; injurias para no mirarse las fatalidades ante un México hostil, y la guerra sucia que tan solo acaba a expresar serenidad y paciencia, frase de una historieta de los años sesenta.
Obviamente hay más interés del electorado, porque somos más, y estamos preocupados. No hay fórmulas mágicas, el enfermo continúa en terapia intermedia, el dólar al alza, y el TLC, malherido.
Tres en discordia por el poder político presidencial, donde alcanzarán al equipo ganador los compromisos políticos en la pluralidad de sus partidos.
Nunca antes se había observado tantos saltimbanquis, más por esa ambición desmedida, que por lealtades a un pueblo en caída libre de credibilidad en sus políticos.
Criticamos en su momento una posible dictadura en Cuba, y acudimos a ella para curaciones, sanaciones, aportes de experiencia en la ciencia médica, los deportes, y hasta importamos de allá azúcar.
También arremetemos contra Venezuela, que dicho sea de paso está muy mal, solo peor en el continente Nicaragua, y ahora Guatemala con la inoperancia de un presidente que en contingencia por la erupción del volcán de fuego, no quiso ayuda en las horas críticas. Ahora sí, para desenterrar cadáveres.
Podemos estar peor y hasta pesadillas tienen los jóvenes, porque las noticias se incrustan en el consciente que por supuesto sueña y despierta asustada la sociedad.
Noche de debate en temas fijados por un INE de manera discrecional, haciendo un trabajo opaco, turbio, que crea más ansiedad, inconformidad, y ese descrédito del cual no se salvará.
Luchar de manera frontal contra la corrupción debiera ser la premisa fundamental del próximo gobierno, con candados ciertos y reconocidos en el ámbito internacional, trámites de todo en la transparencia, y la máxima publicidad de lo que tiene relación con los programas sociales.
López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade podrán aportar de aquí al 27 de junio más de lo mismo; será retórica, no es el retrato del país que encontrarán, lejano y no el 1 de diciembre de 2018, una transición que no será tersa en ninguno de los tres casos.
Quien haya ganado el debate, según los analistas, no nos sirve a los mexicanos. Más escenarios con maquillaje y entretelones sin estruendos, serán días donde se enfocarán otras dinámicas, más descalificaciones, presiones a una PGR esquiva, por el vacío de un nombramiento que en su momento debió haberse dado.
Las instituciones en México deberán mostrar su mayor fortaleza, lejos de que en el INE los consejeros son cuotas de poder político. Los representantes de los partidos políticos deberán comprometerse a no elevar el tono de lo irrisorio.
Lamentable, sí, que todo lo que hoy es queja y denuncia al interior de estas instancias electorales, va a tener alguna sanción menor después de la elección.
En primera línea
Hoy miércoles iniciará una nueva fiebre, de resultar votada a favor la organización del mundial de 2026, que se llevaría a cabo de manera conjunta con los Estados Unidos y Canadá. Se compite solo contra Marruecos.
Serían 10 partidos en suelo mexicano, Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Para ello seremos menos jóvenes y más cercanos al invierno de la vida.